Diciembre 25

¡Feliz Navidad! oh, oh, oh!!!!

Ayer pasé la nochebuena en la casa de mi hijo menor, con su familia: Natalia y mi nieto mayor Ian, un cuñado de la abuela Pipi de nombre Gerardo, la abuela Pipi y un nieto de Gerardo de la misma edad de Ian.
Tres generaciones alrededor de una mesa.
Decidieron hacerla en la terraza lo cual fue un acierto, dado que el día fue muy caluroso y el espacio abierto y una brisa constante que se levantó al anochecer favorecieron que estuviéramos muy cómodos.
Hacerlo en la terraza parece que fue objeto de largas discusiones entre Leandro y Natalia. El dilema era: si lo hacemos arriba hay que subir a la abuela ya que ésta tiene una pierna amputada y debe moverse en silla de ruedas y si lo hacemos en la casa de la abuela, o sea «abajo», hay que estar encerrado, con calor, en menos espacio y poco ventilado cosa nada aconsejable por el covid.
Cuando llegué la abuela ya estaba arriba en su silla de ruedas. Me enteré después que Leandro fue a buscar ayuda a la calle, un vecino atento ¡y robusto!, se prestó a dar una mano. Durante la cena, la subida fue objeto de diversos comentarios o sea que supongo que el esfuerzo fue notable.
Gerardo enviudó hace tres meses. Su esposa era el última hermana viva de Pipi. Ella no pudo acompañar en su enfermedad ni posteriormente en su velatorio, pues por disposiciones Covid eso estaba prohibido.
Tres generaciones nítidamente separadas por unos treinta años. La familia pequeña, el agradecimiento implícito que tenemos los viejos de que nos consideren y en cierto sentido nos mimen y escuchen, un disimulado empeño por no tratar temas molestos, la buena mesa, el ambiente amable hizo una velada tranquila, serena, y sorprendentemente nada melancólica ni triste.
Gerardo para mi se mostró como un desconocido. En otras oportunidades ya había compartido encuentros familiares con él, mostrándose reservado y poco hablador.
Parece que dejaba todo comentario en manos de su esposa Norma ahora fallecida. Nos contó de las nuevas situaciones que está afrontando algunas de las cuales recordé inmediatamente que me ocurrieron al fallecimiento de Tuli. Con cierto asombro, por la sencillez y franqueza con que lo dijo,  escuché que  no podía dormir con las luces apagadas, que durante una semana cantó un tango todas las mañanas para su esposa pues sentía aún su presencia, como depositó su confianza y su tarjeta de débito en una de sus nueras y cómo pudo decirle a la otra todo lo que le había hecho sufrir a su esposa. Dijo, más o menos textualmente: -«Cuando estaba Norma yo quise hablar y ella para mantener la paz siempre me contuvo, pero ahora no está y por eso lo dije».  Comenta que le encanta cantar y ahora lo hace diariamente ya que le hace muy bien, se compró un micrófono y un parlante para escucharse y tiene el propósito, de presentarse en un bar. Su proyecto inmediato, ya concretado mediante un depósito en dinero, es irse un mes y medio a Mar del Plata, pues le gusta mucho y solían pasar un tiempo allí.
Me sorprendí de similitudes y diferencias. No me animaría jamás a ser tan franco con mis miedos y pensamientos. Tengo una vergüenza nada conveniente, pues todo lo que pasa es simplemente humano. Se ve que estoy primero en la lista de mis exigencias.
Todo lo que fue diciendo distendió el ambiente. Estaba sentado al lado de Pipi y ella me hablaba en voz baja. Me comentaba temas poco relacionados con lo que decía Gerardo. Transmitía sus propios recuerdos, un poco sorda un poco perdida, hablaba de su placer de mirar el canal «Volver», las viejas películas de Sandríni, Hugo del Carril , Sandro y otras que podía ver repetida e incansablemente. Su vida parecería estar repartida entre la atención al personal auxiliar que necesitan sus piernas, a peleas y discusiones con Natalia – quien por otro lado la cuida solícitamente – y al placer de aislarse en ese mundo del pasado. De pronto en la conversación aparecían fragmentos del presente en forma de mención a discursos políticos a veces mezclando realidad y fantasía.
Los dos jóvenes (Ian y Cristian) primos de la misma edad, se dedicaban a estar presentes con cortesía y entre un plato y otro, se iban a explorar los efectos y virtudes de la nueva play station que los padres regalaron a Ian. A veces éste era requerido por Natalia para ayudar a poner y sacar de la mesa, – «Traé la bandeja de la abuela de abajo», » la Coca cola está en la heladera de la abuela», «sacá los platos grandes de la mesa»- cosa que hacía rápidamente para poder seguir con la play.
Hablé mucho con Leandro de diferentes temas por suerte ninguno relacionado con los habituales. Me siento orgulloso de este hijo que superó tantas dificultades y aquí está haciendo de la familia de su esposa una propia, agrandando su círculo y sin perder su estilo que si bien aparece gritón y de «rioba» oculta un respeto profundo por la familia y un amor por Natalia y Ian.  Estuvo largamente hablando de Wos, de su descubrimiento del rap mientras yo intentaba entender algo de un mundo para mi totalmente ajeno, un mundo que llena estadios, que evita peleas físicas y las transforma en simbólicas, asi como que puede expresar pensamientos políticos e ideológicos, en forma breve, rápida, pulsátil.
Natalia se ocupaba de todo. Fiel a su estilo preparó comida en abundancia (supongo que esa cantidad alcanzaría para el doble de comensales ) y nos atendía sin dejar de supervisar, hablar, comentar un poco ácidamente lo que se conversaba o callaba, mientras ordenaba a Ian y a Leandro qué cosa faltaba o qué cosa había que ir a buscar.
Supongo que preparar todo habrá sido un esfuerzo notable.
Los jóvenes jugaban al futbol en la pantalla. Partidos, integrantes, mini torneos, prácticas, comentarios, entre ellos, contra la máquina. Las posibilidades son enormes, las imágenes impactantes, la variedad de puntos de vista, las repeticiones son pura magia.
Después de pan dulce, chocolates, sidra y brindis sin euforia, de comentarios sobre lo que se viene con el covicito, de desearnos vida, de expresar amor, comenzó la despedida. El nudo de «cómo bajar a Pipi» fue solucionado.  Recordé mis regresos con el cochecito de mi nieto sorteando escalones en la plaza y  sugerí que lo hicieran sobre la silla de ruedas, bajando escalón por escalón.
Así se hizo. Leandro adelante soportando el peso de más de 70? 80? de la abuela y el plus de la silla de ruedas, la abuela en el medio comprometida con su miedo a que todo se fuera rodando por la empinada escalera y luego Natalia sosteniendo con fuerza mientras daba instrucciones a la abuela, a Leandro y ocultando su seguro dolor de espaldas. Completaba el cuadro bajando escalón por escalón escuchando angustias, resoplidos, palabras y miedos, iba yo mismo, en procesión rogando que todos llegaran abajo sanos y salvos.
Un respiro de alivio acompañó a las cuatro ruedas depositarse sobre tierra firma y a la catarata de comentarios varios entre Leandro y Natalia del estilo: «Te dije que no te apures» y «¿qué querés que haga si se me venía todo encima»?, etc. etc.
Llegué a casa a eso de las dos a.m. Mandé un mensaje a Vanina tal como lo había prometido y dí vueltas hasta que me dormí.
Me desperté varias veces incómodo con mi dolor de mandíbula… pero éso seguramente será objeto de otro comentario.

Acerca de Jorge Apel

Me gusta compartir, temo el ridículo. Perfección es mi peor enemigo y Curiosidad mi mejor aliado C.V. Licenciado en Psicología y Magister en Didáctica egresado en la U.B.A. Fue director fundador de la Escuela Jean Piaget (a-612); asesoró a la Dirección Pedagógica de la Universidad Virtual de Quilmes; coordinó el Blog "Madre, Padre, Tutor y encargado" en el diario Clarín, participó del plan piloto para dotar una computadora por alumno en las escuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires; Dicta seminarios sobre nuevas tecnologías en la UNER; es autor de cursos a distancia en el Citep del Rectorado de la UBA; Asesor pedagógico de la Fundación Torneos para la Educación. Autor de "Evaluar e informar" (Editorial Aique) y junto a otros colegas "Las pruebas en el aula: aprendizaje y evaluación" (Editorial Aique) y "Organizar y conducir la escuela" (Editorial Paidós); "¿Cómo serán?: El futuro de la escuela y las nuevas tecnologías" (Editorial Prometeo). "La Piaget Disidente"; 2022; Editorial Imaginante; (https://www.editorialimaginante.com/producto/ebook-la-piaget-disidente-escuela-para-armar-jorge-apel-y-colaboradoras/) (https://www.amazon.es/gp/product/B0B6CV5Y41/ref=as_li_tl?ie=UTF8&creativeASIN=B0B6CV5Y41&linkCode=as2) Autor,
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